sábado, 18 de abril de 2015

decisiones

Hace un tiempo una amiga me hizo sentir culpable por viajar.
Me repitió varias veces que ella también quisiera irse donde sea que fuera.

No me hice cargo y le dije "andá", pero entonces empezó a desplegar un pergamino de excusas que ya escuché mil veces entre la gente que cree que soy rica, o que no me importa nada, o que no sé qué hace con mi vida, y tengo la posibilidad de viajar porque me llega como un regalo del cielo.

Es cierto, irse a Europa dos meses sin dudas exige un mínimo de dinero , aunque sea para pasajes y algo mas. Pero viajar, viajar a donde sea que fuera, es tan fácil como decidir hacerlo.
No se necesita ser rico, ni hippie, ni boy scout, ni ser un elegido de los dioses, lo único que hace falta para viajar, es empezar a viajar.

Cuando era chica mis planes eran los siguientes: convertirme en fotógrafa y viajar por el mundo sacando fotos. No sabía entonces que era algo bastante trillado, solo marcaba lugares, en un planisferio que tenía en mi habitación y juntaba notas de la sección viajes del diario.
De alguna forma todo sucedió, si se quiere, pero de forma desordenada, estudié fotografía, pero ciertamente no me convertí en fotógrafa, sí en "técnica superior en fotografía", que es lo que dice mi título, y un poco en docente, que es lo que terminé descubriendo sobre mí.
Después de darme cuenta de que hacer lo que siempre había querido hacer no necesariamente me transformaba en lo que había planeado, todo se esfumó un poco, y el planisferio quedó como parte de la confusa decoración de mi habitación.
Estaba rodeada de quietud, todos estaban quietos, incluso los que decían que iban a moverse se quedaban quietos.
Hasta que un día conocí a Pablo y dijo "voy a ir" y fue (o mejor dicho vino) y eso me cambió, fue la primera persona que conocí que tomaba la decisión de viajar sin excusas, sólo pensando si quería o no hacerlo, todo empezaba a ser diferente.
Juntos, un tiempo después conocimos a Ginés, que nos levantó cuando hacíamos dedo camino a salinas grandes, nuestro viaje era un desastre hasta que nos cruzamos con él, nos habían robado, se había inundado nuestra carpa, no paraba de llover y un largo etc; subirnos a su auto, con buena música y buena compañía transformó todo.
Mi vida también siguió trasformándose toda, tanto que un día, casi por causalidad, volvimos a estar de viaje con Ginés, pero en Japón.
Y cuando empezas a elegir viajar, encontras más gente que elije lo mismo, y así la conocí a Jenny, en Canadá, y le dije "vení", y vino, yo no lo podía creer pero vino, como Pablo aquella vez, y volvió a demostrarme lo simple que era todo.
Y así resulta que ahora estoy escribiendo esto desde una terracita en los alpes suizos, y ni siquiera yo puedo creer que sea cierto, y que ya estuve en unos cuantos de esos lugares que marqué en mi planisferio hace mas de diez años y que esta sensación de que todos los demás están alcance de la mano sea tan real y me lleve de la mano.
No puedo evitar pensar que fueron esas personas que me demostraron que era accesible, las que me dieron el empujoncito para cambiar mi forma de pensar y dejar la quietud y elegir viajar, siempre que se pueda, elegir viajar.
Asi que acá estoy, al comienzo de mi viaje más grande hasta ahora, más largo, más impredecible, con algo de miedo, pero feliz, porque yo lo elegí, y bastó sólo eso, y ahora es todo mío.


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